* Iván Tirzo
En la administración municipal de Cuautlancingo brillan los servidores públicos y no por su desempeño laboral, sino por sus líos sexuales, fraudes y abusos de autoridad.
La semana pasada le daba a conocer el caso de Alberto Sarmiento Tepoxtecatl, director del Centro Cultural, denunciado por el delito de acoso. Según el expediente CI/2491/2017/C5, el funcionario manoseó a la deportista de capoeira en un viaje a Brasil.
Ahora tenemos el caso del regidor Edgar Hernández, quien protagonizó un zafarrancho en el botanero “La Chilería”, ubicado en la calle México en Cuautlancingo.
Literal, comentan quienes estuvieron presentes, que le ‘partieron la cara’ al señor, y debieron interceder los empleados del bar para que no le fuera peor.
El pleito ocurrió la tarde del jueves pasado, donde al calor de las copas comenzó una discusión con dos personas con las que ingería bebidas embriagantes, haciendo alarde de su poder en el municipio.
De los insultos, el regidor pasó a los golpes, solo que sus compinches se defendieron, tomaron las botellas de las bebidas embriagantes y se fueron sobre él.
El regidor no dejaba de sangrar, por lo que debió ser atendido por paramédicos. La administración municipal salió en su defensa y clausuró temporalmente el botanero.
Dicen sus compañeros de Cabildo que no es la primera vez que ocasiona pleitos, ya es común que lo haga. Inclusive recuerdan que ha golpeado a empleados de diferentes dependencias municipales y que las fiestas de alcohol también las ha organizado en las oficinas públicas.
Eso no es todo, está por confirmarse que el regidor será denunciado esta semana por el delito de fraude.
Presuntamente vendió un proyecto de desarrollo social a beneficiarios y no les cumplió. Los afectados están muy enojados y planean hacerlo público muy pronto.
Esto es Cuautlancingo, tierra de inseguridad y de escándalos. Los habitantes carecen de funcionarios honestos y responsables.
Tantas cosas han pasado que los ciudadanos ya no confían en sus representantes. Recordemos aquel fatídico ataque en un palenque a media calle de la Presidencia Municipal, en marzo de 2016, donde un comando armado perpetró un multihomicidio, como consecuencia de los permisos otorgados para el funcionamiento del sitio sin las mínimas medidas de seguridad.
Así como las constantes las protestas contra el secretario de seguridad pública municipal por los hechos violentos. Y si a eso le añadimos que hay regidores prepotentes como Edgar, esta administración no tendrá un final feliz.
*Colaborador de Contrastes de Puebla
